Richard Ramírez, el ‘Acosador Nocturno’

A sangre fría y a bocajarro. Así disparó Mike Ramírez a la cara de su esposa en presencia del pequeño Richard. Tras el estruendo de aquella detonación, el rostro del niño de apenas diez años se impregnó de sangre. Su primo acababa de cometer un crimen. El ‘pecado’ de la víctima: pedirle al ex Boina Verde que no alardease de las violaciones, mutilaciones, orgías y asesinatos perpetradas como el ex combatiente en la guerra de Vietnam. Aquel asesinato fue un antes y un después en la vida de Ricardo Leyva Ramírez. La mala influencia que ejercía su primo generó en él interés por la sangre, la delincuencia, las drogas… Y con los años terminó convirtiéndose en el bautizado como ‘The Night Stalker’ (‘Acosador Nocturno’), un asesino en serie que aterrorizó a la ciudad de Los Ángeles con más de treinta homicidios a sus espaldas. Miedo a la muerte nacido en una familia muy estricta donde su padre, inmigrante mexicano, propinaba continuas palizas tanto a él como a su madre y hermanos. Pero fue la ...

Ted Bundy: asesino sádico de mujeres con todo un séquito de fans en los años 70

Theodore Robert Bundy nació el 24 de noviembre de 1946 en la ciudad de Burlington, en el estado de Vermont (Estados Unidos). Sus primeros años de vida parecieron ser una mentira: fue acogido por sus abuelos creyendo que estos eran sus padres y que su madre era su hermana. En su época universitaria fue un estudiante de Psicología muy aplicado, pero fue en el campus donde conoció a la persona que empezaría a desestabilizarlo para toda la vida. Bundy se enamoró de Stephanie Brooks, cuya ruptura nunca llegó a superar y, de hecho, no lo hizo, sino que su amor se convirtió en obsesión.

Tras un tiempo lejos de los libros, regresó a la Universidad de Washington para matricularse en Derecho, al tiempo que inició una relación con Meg Anders. No fue hasta el 4 de enero de 1974 cuando cometió su primer delito. Bundy se coló en la habitación de la estudiante Joni Lenz, de 18 años, para golpearle fuertemente con una palanca metálica. Después, la violó con una de las patas de su cama. La joven sobrevivió, pero el ataque le dejó con una lesión cerebral permanente.

Casi un mes más tarde, Bundy repitió su 'modus operandi' con una estudiante de Piscología del mismo campus, Lynda Ann. Solo que aquella vez se llevó el cuerpo y lo custodió durante un año entero, hasta que la Policía halló sus restos en una zona montañosa. 

Aquellos fueron sus primeros ataques y asaltos nocturnos, ya que con la llegada de la época estival, Bundy se atrevió a salir de las sombras y atreverse a atacar a plena luz del día. Este estilo entonces adquirido consistía en una simple estrategia: acudía a campus universitarios o supermercados, escogía a su víctima y le pedía ayuda para meter las cosas en su maletero bajo la (falsa) excusa de tener un brazo escayolado. Entonces, golpeaba con una barra a la joven y la metía en su Volkswagen, para trasladarlas a algún lugar apartado en las que les realizaba todo tipo de vejaciones. En algunos casos, tras asesinarlas, practicaba la necrofilia con los cuerpos.

El Volkswagen que solía utilizar para secuestrar a sus víctimas.

Siguiendo este mismo patrón, el asesino dejó víctimas a su paso por los estados de Utah, Oregón, Florida y Colorado. Entre sus objetivos se encontraban jóvenes (de menos de 30 años) e incluso niñas menores de edad y se calcula que los crímenes se cometieron entre 1974 y 1978. Sin embargo, fueron muchas las mujeres que desaparecieron misteriosamente a lo largo de esas fechas sin que se haya sabido hasta ahora su desenlace, así como otros cuerpos que no fueron identificados.

Víctimas de Ted Bundy.


El asesino 'Casanova'

Una de las claves del éxito en sus tácticas, además de su ensayo previo y el victimismo, se debía a sus grandes dotes de seductor y a un atractivo físico que le hizo ganar todo un séquito de fans que lo aclamaban. A las puertas de los Jugados de distintos estados — en los que el joven estaba siendo acusado de asesinato, violación, rapto o todas ellas —, se agolpaban grupos de chicas que gritaban su nombre y se declaraban fanáticas del mismo, como ya ocurrió con otras 'serial killers' como Charles Manson o Jeffrey Dahmer (hibristofilia o enclitofilia).

Ted Bundy en los juzgados de Florida.

En muchas de las vistas orales y comparecencias ante el juez, Bundy estaba acompañado de su esposa y de muchas de sus seguidoras. Según declaró el criminalista Raúl Torreo, algunas de estas fanáticas incluso lo visitaban en la prisión para tener un 'vis a vis'.

Bundy también jugaba con mucho con su aspecto físico, no solo para captar víctimas, sino también para poder huir de la Policía. El joven asesino cambiaba de aspecto siempre que podía para eludir las sirenas policiales.

Pero el detonante de sus detenciones, y lo que provocó que el criminal apareciera en las fichas policiales de las comisarías de al menos cuatro estados, fue su actitud temeraria ante el volante. Fue detenido en varias ocasiones por mala conducción. Sin embargo, de todas las veces que fue arrestado y puesto a disposición judicial, Bundy logró escaparse en dos ocasiones de prisión.

Así fue hasta después de su segunda fuga, en enero de 1978, cuando cometió su último crimen. En esa ocasión, Bundy no seleccionó a una víctima concreta, sino que se pasó por las habitaciones de la Fraternidad Chi Omega de la Universidad de Florida y golpeó a toda estudiante que se encontró con un leño de madera. Tras los salvajes golpes, Bundy vejó, mordió y mutiló algunos de los cuerpos. Su último ataque fue contra una joven de 12 años, con quien volvió a repetir las mismas acciones.


El perfil de un psicópata narcisista

Además de verse capaz de poder huir de las autoridades, Bundy también creyó en sus habilidades como abogado, e incluso se defendió a sí mismo durante uno de sus procesos judiciales, que duró cinco años por los numerosos retrasos en la ejecución y sus múltiples apelaciones; manteniendo su inocencia en todo momento. Pero fue una mordedura en uno de los glúteos de sus últimas víctimas lo que lo sentenció a muerte.

Pruebas contra Ted Bundy: la mordedura en una víctima y el 'kit criminal' hallado en su casa.

Fue el 17 de enero de 1989 cuando pusieron fecha a su ejecución para una semana después. Sin embargo, Bundy quiso aplazar su final lo máximo posible, por lo que decidió ir aportando datos sobre sus crímenes o el paradero de los cuerpos que no habían logrado encontrar. Al no recibir el perdón que esperaba, decidió cambiar la estrategia y concedió toda una ronda de entrevistas con la prensa, aunque no llegó a admitir toda su culpa. Finalmente, fue ejecutado en la silla eléctrica el 24 de enero de 1989 y declarado muerto a las 7:16 horas a los 42 años, en el condado Bradford, Florida. 

El último periodista en conversar con él fue James Dobson. Durante esta entrevista, Bundy declaró que la culpa de la crueldad de sus asesinatos y su carácter sádico en el terreno sexual estuvo marcada por la pornografía violenta. Según aparece recogido en el libro 'Porne generation', de Ben Shapiro (2005), lo describía así: "Una vez que te vuelves adicto a ella comienzas a buscar todo tipo de material con cosas más potentes, más explícitas, más gráficas. Hasta llegar a un punto en el que la pornografía va tan lejos que comienzas a preguntarte como sería hacerlo en realidad". 

Los informes psiquiátricos realizados por varios expertos determinaban que Ted Bundy era un psicópata, un narcisista y sociópata con total falta de empatía o remordimiento por los crímenes cometidos. 

A pesar de que él únicamente confesó los asesinatos de 34 mujeres, su abogado, John Henry Browne, publicó en 2012 unas cintas en las que el criminal revelaba nuevas víctimas, tal y como recoge la agencia UPI, y que pidió destapar solo después de su muerte.

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